Michael Platini, presidente de la UEFA.
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Tiembla Platini, tiembla Francia

Sobre el directivo se afinca la sombra de la duda.

Icono entre los iconos del fútbol francés, personaje revestido de una popularidad sin tacha en su país, la buena estrella de Michel Platini, hasta hace dos días gran favorito para heredar el trono de la FIFA, ha comenzado a temblar.

Y con las dudas acerca del oscuro pago de casi dos millones de euros que le hizo en 2011 el todavía presidente de la FIFA, Joseph Blatter, es toda Francia la que tiembla.

El país se resiste a pensar que uno de sus ídolos nacionales pueda haber participado en la gran fiesta de la corrupción en que se había convertido el órgano rector del fútbol mundial.

Por el momento, Platini solo ha sido convocado por la policía suiza como "persona llamada a proporcionar información", al contrario que Blatter, contra quien se ha abierto un procedimiento por gestión desleal y abuso de confianza.

Sin embargo, como apuntaba hoy un experto legal suizo en las páginas del dominical "Le Journal du Dimanche", "cuando no se sospecha de alguien se le escucha como testigo, (pero) cuando se le cita como 'persona llamada a proporcionar información' es para guardarse la posibilidad de una eventual acusación".

El abogado y juez suplente Jacques Roulet, buen conocedor del sistema judicial helvético, agregaba en esas declaraciones que "el beneficiario de una gestión desleal podría ser acusado de receptación o blanqueo", mientras que el cargo de abuso de confianza sobre Blatter podría implicar el de "complicidad" para Platini.

Hasta el momento, quien fuera inolvidable "diez" de la selección francesa y del Juventus de Turín apenas ha ofrecido explicaciones acerca del cobro de esos dos millones de francos (unos dos millones de euros al cambio actual) en febrero de 2011, que él atribuye al pago por un trabajo que hizo para la FIFA entre 1999 y 2002.

Los medios más críticos se preguntan por qué pasaron nueve años entre la realización de ese trabajo y el pago, y también por qué este se produjo solo cuatro meses antes de la reelección de Blatter al frente de la FIFA, para la que contó con el decisivo apoyo de Platini.

Todos demandan respuestas, sí, pero por ahora el país ha cerrado filas -con mayor o menor convicción- en torno a Platini.

El propio primer ministro, Manuel Valls, acudió en la noche del viernes, poco después de conocerse el escándalo, a las ondas de varias emisoras francesas para dejar bien claro que confía en él y que tiene todo su apoyo.
"Tenemos ante nosotros la suerte de tener a Michel Platini, que fue un gran deportista, que es un gran presidente de la UEFA y en quien confío plenamente", señaló Valls.

Francia, que organiza la fase final de la Eurocopa el próximo año, ha puesto todo su peso internacional detrás de la candidatura de Platini a suceder a Blatter al frente de la FIFA, y no parece dispuesta a renunciar a la primera de cambio.

Por eso, muchos ven en lo sucedido una última treta de Blatter para impedir que quien fuera un día su estrecho colaborador y ahora es su enemigo íntimo culmine el trayecto entre Nyon -sede de la UEFA- y Zurich -sede de la FIFA-.

La gran referencia de la prensa deportiva gala, "L'Équipe", ha llevado estos días el asunto escondido en sus páginas interiores, sin apenas una referencia en su portada.
Pero el temor, aunque soslayado, existe.

Quizá nadie lo haya resumido mejor que el diario "Le Parisien" en un editorial: "Que a Sepp Blatter se lo lleve esta avalancha (...) no sorprendería a nadie. Pero Platini es otra cosa. Es una leyenda, nuestro icono. Y ahora le salpica ese sucio asunto del 'pago desleal' por no sé qué trabajos efectuados nueve años antes...". 

EFE

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